VINO Y FRUTAS
Al trabajar
con vinos de frutas nos enfrentamos
al reto tecnológico de hacer
transformaciones a nuestra materia
prima para lograr un producto de
óptima calidad. No se dispone en
este sentido del sistema "hágalo
usted mismo" que es la uva, en el
que todas las condiciones están
dadas para obtener de manera casi
inmediata el preciado vino. Estas
transformaciones están dirigidas a
asegurar tres aspectos
fundamentales, como son la
viabilidad del proceso, la
optimización organoléptica y la
rentabilidad.
VIABILIDAD
DEL PROCESO
El producto a elaborar (vino de
frutas) será la resultante de un
proceso bioquímico, llamado
fermentación alcohólica, que
requiere condiciones muy específicas
para culminar con éxito. Para lograr
estas condiciones en cualquier jugo
de frutas, el técnico debe ajustar,
como mínimo, parámetros como la
acidez y la concentración de azúcar.
· Acidez
Es determinante para las funciones
básicas de las levaduras, las cuales
muestran su mayor crecimiento cuando
posee un valor cercano al 0,55%.
· Concentración de azúcar
Determina la cantidad final de
alcohol en el vino y asegura su
estabilidad al actuar como
antiséptico del mismo. Su valor
óptimo está en 20-22%, con el cual
se obtiene la máxima concentración
posible de etanol, 12-14%.
Ver tabla de valores de acidez y
azúcar
OPTIMIZACIÓN
ORGANOLÉPTICA
El producto a elaborar (vino de
frutas) tendrá que poseer las
características de sabor, aroma,
color, untuosidad, etc., que sean
agradables al consumidor. Para
lograr esto, el técnico deberá
considerar las características
intrínsecas de la fruta a emplear y,
de ser necesario, podrá diluir,
hacer mezclas, agregar aditivos o
reforzar sabores. Frutas
interesantes en este aspecto son las
de:
· Alta acidez, como el tamarindo y
la parchita (maracuyá).
· Gran aromaticidad, como la guayaba
y la parchita (maracuyá).
· Elevado dulzor, como el mango, el
cambur (banano) y la mora.
· Elevada astringencia, como el
merey (marañón).
· Gran jugosidad, como la piña, mora
y naranja.
La acidez y el contenido de azúcar
entran también en juego en el
aspecto organoléptico pero ahora
como elementos delineantes del
sabor.
RENTABILIDAD
La rentabilidad de una fruta para
elaborar vino será el producto de
una combinación de diversos factores
que el técnico deberá saber
administrar. Está, por ejemplo, el
rendimiento en jugo o pulpa, sus
características de acidez y dulzor,
la riqueza de elementos aromáticos,
los costos de la fruta y su
procesamiento, su disponibilidad
geográfica, la estacionalidad, etc.
Por ejemplo, el tamarindo y la
parchita (maracuyá) producen mostos
de alto rendimiento debido a que,
por su elevada acidez, deben ser
diluidos, Sin embargo, la parchita
conduce a un vino altamente
aromático que el tamarindo no
produce.
El siguiente gráfico resume los
cuatro factores técnicos principales
a considerar para la elaboración
correcta de un vino de frutas.
Este es un artículo original del sitio Vinodefruta.com.
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